De vuelta a Inglaterra: fin de semana en BATH

Hoy voy a hacer un paréntesis (habréis comprobado que mis últimas entradas han estado dedicadas al mundo de la moda) y retomar la sección TRIPS en el blog, ya que quiero compartir con vosotros el destino que he visitado este fin de semana: Bath, al suroeste de Inglaterra.

Aunque el año que viví en Bristol fui a esta ciudad en numerosas ocasiones, ya que se encontraba sólo a 30 minutos y era una visita obligada cada vez que alguien venía a Inglaterra, después de tres años he de confesar que me ha impresionado todavía más y se ha convertido en uno de mis destinos favoritos, que no dudo en recomendar cada vez que alguien visita este país.

Así que si estáis por allí o estáis pensando en viajar, no lo dudéis y acompañadme en este “viaje virtual” porque os lo aseguro, ¡Os va a encantar tanto como a mí!”.

Como ya he comentado, Bath es una ciudad del suroeste de Inglaterra, situada en el Condado de Sommerset. Construida en la época romana a orillas del río Avon, es conocida sobre todo por sus termas romanas, su abadía del siglo XV, el Royal Crescent (uno de los mejores ejemplos de arquitectura georgiana del mundo) y por ser el lugar de origen de la escritora Jane Austen. Todo ello, junto con su gran oferta cultural y artística, la llevaron a convertirse en 1987 en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Bath

La manera más fácil y más económica de llegar desde España es hacerlo vía Bristol, ya que hay vuelos desde muchísimas ciudades y está sólo a 30 minutos de Bath.  Pero si estáis o vais a viajar a Londres o a cualquier otra ciudad inglesa, ¡Tranquilos, también hay muchísimas maneras de llegar y todas ellas muy fáciles y económicas! (Nota. Como lo más común es que si no decidís viajar a Bristol directamente, lo hagáis a Londres, os voy a explicar cómo llegar desde estas dos ciudades).

En mi caso, nosotros volamos desde Madrid en un vuelo directo hasta Bristol. A la salida cogimos el autobús Bristol Flyer, que pasa cada 15 minutos y nos dejó en la estación de tren Temple Meads de Bristol donde cogimos un tren directo a Bath. (Nota. Lo mejor y más barato es comprar un billete combinado para el flyer y el tren en este enlaceEl viaje dura  más o menos una hora y cuesta unas 14 libras. Si no tenéis posibilidad de reservarlo online con antelación, también se pueden adquirir los tickets en el momento y por separado en el bus y en el tren. Otra opción si viajáis varias personas es el taxi. Se puede reservar en el mismo aeropuerto, tarda 30 minutos  y la tarifa es de unas 40 libras en total).

Para los que viajéis a Londres, lo más fácil es coger un bus de la compañía National Express desde el mismo aeropuerto que os dejará en Bath en unas 2-3 horas, dependiendo de a donde llegue vuestro avión. Si por el contrario ya estáis en la capital británica, lo más rápido es el tren, que sale cada poco tiempo de London Paddington y tarda una hora y media en llegar. (Nota. Es mejor comprar los billetes online en este enlaceya que con al menos 48 horas de antelación el ahorro puede ser considerable).  

En cuanto al alojamiento, he de decir que Bath no es una ciudad precisamente barata. Aunque eso sí, cuenta con bastantes opciones en cuanto a Hostels, hoteles, apartamentos, etc. Con gran variedad de precios. En nuestro caso, nos decidimos por un alojamiento típico inglés y reservamos dos noches en Apple Treeun bed and breakfast situado a sólo 10 minutos andando del centro histórico de la ciudad. La experiencia fue súper recomendable, la habitación estaba limpísima y con todas las comodidades, y el desayuno inglés fue de los mejores que he probado en mi vida.

Apple Tree

Bath se sitúa a orillas del río Avon, y el paseo hasta el centro histórico bordeándolo es una experiencia única. En concreto, la primera parada que os recomiendo es el Puente Pulteney que data del siglo XVIII. Los que hayáis estado en Florencia, os recordará al famoso puente Vecchio, ya que a ambos lados cuenta con bastantes comercios de souvenirs, antigüedades o incluso ropa histórica. ¡Un sitio perfecto para sacar la cámara y empezar con la sesión fotográfica!

Puente Pulteney

De ahí, nuestra siguiente parada fueron las que muchos consideran “la joya de la corona” de Bath: las termas romanas. (Nota. Yo recomiendo visitarlas al principio del viaje, ya que la visita completa dura unas dos horas.  Están abiertas de 9:30 a 16:30 y cuestan 18 libras, aunque los menores de 10 años pagan 10,75 euros y los estudiantes 15,50. Hay visitas guiadas cada hora, que no suponen un incremento en el precio, pero si lo preferimos también podemos visitarlos por nuestra cuenta, ya que tienen audio guías disponibles en varios idiomas).  Se trata de un complejo termal que construyeron los celtas en el siglo IX a.C en honor del Dios Sulis. Y que tras la invasión romana de Inglaterra, los romanos dedicaron a la diosa Minerva.

Con el paso del tiempo, las termas fueron deteriorándose, y los edificios que las rodean y que podemos contemplar actualmente datan del siglo XVIII, gracias a las obras del arquitecto John Wood. Se trata de cuatro espacios bautizados como El manantial sagrado, El Templo Romano, El Baño Romano y El Museo, que mezclan elementos clásicos con otros más victorianos, como el salón Pump Room, donde además de admirar su belleza podremos beber las aguas del manantial. Interesante, ¿no?

Pump room

El manantial sagrado es una de las partes más curiosas de la visita, ya que el agua fluye a más de 45 grados de temperatura y desemboca en el “corazón” de las termas romanas: la gran piscina. Aunque se puede acceder a ella y verla de cerca, yo recomiendo subir a la terraza, donde además de tener otra perspectiva, también veremos varias estatuas de emperadores romanos, que eso sí, son del siglo XIX.

Piscina

El templo y el baño romano fueron construidos en torno al 60-70 a.C durante la invasión romana. Contaba con 3 piscinas conocidas como caldarium (baño caliente), tepidarium (agua templada) y frigidarium (baño frío). En la actualidad han intentado conservar lo mejor posible los espacios de estas piscinas y podemos ver, por ejemplo, los restos de los postes que el Emperador Claudio mandó construir para darle al complejo una base sólida, la reconstrucción de la antigua piscina fría que tenía una profundidad de 1,6 metros o los sistemas de canalización que idearon para dirigir las aguas del spa hacia el río Avon.

Frigadirium

Por último, en el Museo podemos contemplar un sinfín de objetos de la época romana, entre los que destacan más de 10.000 monedas de oro, que se cree fueron arrojadas como ofrenda al manantial sagrado, y una cabeza de bronce de la diosa minerva que fue encontrada en 1727. También podemos ver en él los restos del hipocausto, el antiguo sistema de calefacción que fue diseñado para llevar calor a todas las estancias de los baños.

Minerva

Justo enfrente de las termas romanas nos encontramos con La Abadía de San Pedro, conocida popularmente como la Abadía de Bath. Una auténtica joya que en el siglo XI fue testigo de la coronación del primer rey de Inglaterra: Edgard el Pacífico. Sin embargo, la estructura original fue derruida por los Normandos y la que podemos contemplar ahora data del siglo XV.

Abadía Bath

La entrada es totalmente gratuita (aunque te hacen la sugerencia de hacer una donación “voluntaria” de 2,50 libras los adultos y 1 libra los niños)  y lo primero que llama la atención son sus vidrieras que llenan de luz toda la abadía y que representan distintas escenas de la Biblia.

Bath vidrieras

También es impresionante su techo abovedado en forma de abanicos, que demuestra porque la Abadía de Bath es uno de los mejores ejemplos de gótico perpendicular de toda Inglaterra. (Nota. Si no queréis acabar con tortícolis os recomiendo contemplarlo desde alguno de los espejos que hay en el interior).

Techo catedral Bath

Y la torre del reloj, cuya visita cuesta 5 libras y en la que además de conocer su funcionamiento, ver las campanas y conocer un poco más la historia del monumento, podemos contemplar las mejores vistas de todo Bath. ¡No os lo podéis perder!

vistas catedral bath

Junto con lo anterior, otra estampa típica de Bath que no podemos perdernos es el Circus Crescent. Construido entre 1754 y 1768 por el arquitecto John Wood, es un espacio circular con fachadas de piedra que combinan gris y amarillo, columnas dóricas y corintias y un gran jardín con farolas negras. En mi opinión, un espacio que destila elegancia y buen gusto y que sin duda no podemos dejar de visitar.

Royal Crescent

A su izquierda, nos encontraremos con Royal Crescent, considerado uno de los mejores ejemplos de arquitectura georgiana de Inglaterra. Se trata de un conjunto de viviendas pareadas construidas entre 1767 y 1775 y que en la actualidad alberga un hotel de 5 estrellas, un museo histórico y una vivienda particular. Además cuenta con un impresionante jardín, el Royal Victoria Park, que es el punto de reunión de todos los habitantes de Bath en cuanto hace buen tiempo.

Victoria Park

No muy lejos de aquí, lo siguiente que os recomiendo es que toméis Gay Street, ya que el número 25 alberga la casa de la famosa escritora Jane Austen, y el número 40 el museo dedicado a su personaSe trata de una casa georgiana donde podemos ver una exposición de  sus manuscritos, sus trajes y fragmentos de películas de algunas de sus obras como Orgullo y Prejuicio o Sentido y Sensibilidad. La entrada cuesta 8 libras los adultos y 6,50 los estudiantes y abre de 10:30 a 16:30. ¡100% recomendable!

Museo Jane Austen

Los amantes de la moda, no podéis perderos el Museo de la Moda de Bathdonde podemos ver cómo ha cambiado la moda desde el siglo XVI hasta nuestros días. Y como curiosidad, una sala donde podremos probarnos corsés y crinolinas y experimentar lo que sentían las mujeres de época cada vez que salían a la calle. El museo abre todos los días de 10:30 a 16:30 y cuesta 8,25 libras.

Museo de la moda Bath

Además de todo lo anterior, Bath es una ciudad increíble para comprar. Y es que además de contar con varios centros comerciales, cuenta con una amplísima oferta tiendas pequeñitas, todas con un estilo muy british , donde encontrar por ejemplo, libros antiguos, antigüedades, ropa de diseño o vajillas elaboradas artesanalmente y que son uno de los signos característicos de la ciudad. En este caso, lo mejor es que os olvidéis de los mapas y os echéis a andar por sus callecitas y os paréis en cada escaparate. ¡Creedme, no encontraréis nada igual en ningún otro lugar!

Y hablando de compras, los que os animéis a visitar Bath próximamente, deciros que entre 26 de noviembre y el 13 de diciembre la ciudad acogerá como cada año su tradicional mercado navideñoYo estuve hace 3 años y la verdad es que es precioso. Situado en todo el centro histórico, cuenta con más de 170 puestos con todo tipo de ideas para los regalos navideños. Y todo ello amenizado por villancicos, luces de colores, muérdago… ¡Una experiencia increíble que os hará sentir invadidos de espíritu navideño!

Bath xmas market

Y hasta aquí mi guía personal de Bath. Como ya he comentado, una ciudad preciosa que os embrujará y os transportará a otra época. Y que sin duda ¡No os arrepentiréis de visitar!

¿Qué os ha parecido? ¿Tenéis ganas de visitar Bath y compartir vuestras experiencias conmigo?